Si bien cambiar el pañal del bebé parece un proceso básico y sencillo, es necesario tener claros los pasos claves y las recomendaciones necesarias para hacerlo de la forma más óptima.
Un recién nacido puede llegar a necesitar entre 5 o 6 cambios de pañales diarios, a medida que avanza su crecimiento, se va reduciendo la necesidad de cambiar el pañal de manera tan frecuente. Sin embargo, es indispensable que hasta que el niño haya aprendido a usar la bacinilla o a ir al baño por su cuenta, se haga el cambio regular del pañal y se mantenga una higiene adecuada en su colita y genitales, esto ayuda a evitar infecciones por hongos, irritación de la piel o lesiones dérmicas como la pañalitis.
Respecto a la frecuencia, teniendo en cuenta que la piel del bebé es muy delicada, se recomienda realizar el cambio cada vez que el bebé orine o haga popó, el contacto permanente con el PH de estas sustancias puede causar irritación. En cuanto al momento ideal, es recomendable esperar al menos 20 minutos después de que el bebé haya comido, esto debido a que el movimiento a la hora de la limpieza y el cambio de pañal y de ropa puede causar reflujo y acidez al bebé.
Ten a la mano todos los elementos que necesitas para hacer el cambio:
Ubicar al bebé en un lugar seguro en posición horizontal y sobre una superficie plana, cálida y seca. En caso de que tengas una herida abierta o en el popó del bebé haya sangre o presente diarrea, se recomienda el uso de guantes desechables.
Al quitar el pañal sucio se debe observar el color del popó, la textura o si presenta un aroma o consistencia irregular, de ser así, esto sería una señal de alarma en cuanto a su digestión que indicaría anomalías intestinales en el bebé, en este caso se recomienda consultar al pediatra. Posterior a este paso, se debe tomar el pañal sucio y desecharlo de inmediato. En caso de los pañales ecológicos, sigue las recomendaciones del fabricante.
Para hacer la limpieza se deben levantar las piernitas del bebé y, con un algodón húmedo, proceder a limpiar el área de la colita y los genitales. Es importante hacer esta limpieza desde la parte de adelante hacia atrás, ya que esto evitará que se vaya el popó a la zona de los genitales, sobre todo en el caso de las niñas. De igual manera, resulta imprescindible cerciorarse de que no queden residuos de orina o popó en la piel del bebé.
Si hay mucho popó y resulta difícil retirarlo, lava su colita con agua fresca, y si es necesario, un jabón especial para bebés con pH neutro.
Aunque este paso es opcional, hoy en día se encuentran en el mercado varios productos para aplicar en su colita y aislar la piel del bebé de los agentes irritantes como el popó, los orines y la fricción del pañal.
Es conveniente elegir una crema que permita a la piel respirar y, al mismo tiempo, mantenerse hidratada. Hoy en día hay excelentes opciones que permiten la fácil remoción del producto y se recomienda su uso en cada cambio de pañal como medida preventiva a que se presenten afecciones como la pañalitis o infecciones y brotes por hongos.
El último paso consiste en poner el pañal limpio, hacer el ajuste correcto, teniendo en cuenta que no quede demasiado ajustado para que la piel respire con mayor facilidad y no cause rozaduras con el movimiento del bebé. Igualmente, revisarlo con frecuencia es importante para cuidar esta zonas delicada y vulnerable a infecciones o irritaciones.
Esta información ha sido elaborada bajo las respectivas recomendaciones de la Doctora Paula Solano Pediatra y asesora de lactancia.
DRA: PAULA SOLANO
INSTAGRAM: @drapaulasolanopediatra