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Cómo disciplinar a los niños: ni premios ni castigos.

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El castigo es un método de disciplina de antaño, sin embargo, hoy sabemos que no es acertado y que los premios o castigos a sus conductas no son la mejor forma de disciplinar nuestros niños. Para ofrecer una crianza positiva, basada en el respeto y el amor, es importante aprender a implementar métodos de disciplina efectivos, no solo para regular su conducta, sino para forjar seres humanos firmes y felices.

Es normal que todos como padres queramos que nuestros hijos se «comporten bien», obedezcan y eso les permita crecer sanos y felices. Sin embargo, ¿qué significa realmente portarse bien?

Cómo disciplinar a los niños:

Desde la gestación, y hasta los 28 años nuestro cerebro está en proceso de desarrollo, de tal modo que muchos de nuestros comportamientos se deben a un camino natural e inteligente de tratar de conocer el mundo y aprender a vivir en él mientras vamos creciendo y desarrollándonos. En otras palabras, muchos de los “comportamientos inadecuados” son parte de la etapa de desarrollo. Es el caso de las pataletas entre los 2 y 4 años, a esta edad pueden los niños puedes comportarse de manera brusca y oposicional; se vuelven un poco más “contestones” a los 5 o 6 o, quizás digan “mentiras” entre los 7 y 8 en plena etapa de la imaginación.

De este modo, debemos ser muy asertivos teniendo en cuenta la guía que queremos ser, y más que buscar un “buen comportamiento” comprender «¿por qué se comporta así?, ¿qué le quiero enseñar? y ¿cómo se lo quiero enseñar?

En ese punto es donde muchas veces recurrimos a los premios o a los castigos. Sin embargo, en ambos casos, estamos acudiendo a una motivación extrínseca para guiar su comportamiento. No significa que no funciona, pero sí que no tiene efectos a largo plazo.

Cómo disciplinar a los niños

En el caso de los castigos, podemos generar rabia en los niños y desde ahí su «comportamiento inadecuado» puede perpetuarse, o aprenden a decir mentiras o se llenan de rencor. El castigo no construye, solo les enseña a tener miedo o a huir de la situación.

Por el contrario, es más recomendable hablar de CONSECUENCIAS. Las consecuencias siempre son evidentes en la vida. Y los niños rápidamente aprenden desde muy pequeños que todo acto, tiene una consecuencia.

Podemos ver 2 tipos de consecuencias: Las naturales y las lógicas

Cómo disciplinar a los niños

Las consecuencias naturales

Son las que suceden sin que los padres hagan nada, es decir, se evidencia que algo pasa, como resultado de X conducta. Por ejemplo, si no come su comida, tendrá hambre. Si le pega a su hermano, es posible que le devuelva. Si no se pone el saco, le dará frio. Si se acuesta tarde, amanecerá cansado. Si no hace la tarea, en el colegio tendrá una falla.

Las consecuencias lógicas

son aquellas que construimos en casa como parte de las normas que establecimos para enseñarles. Ejemplo, «si no recoges tus juguetes, yo los guardo por 5 días. Si no apagas la TV cuando acordamos, mañana no verás TV. Si no te bañas, no te llevo al parque. Si no tomas mi mano en la calle, no vamos de paseo.»

Las consecuencias no siempre son negativas. Existe la errada idea de que el niño debe sufrir o le debe doler para que aprenda. Esa es una idea equivocada.

Consecuencias como, “si no te bañas en la mañana no vas al colegio” no necesariamente es un premio. Los niños disfrutan estando con sus amigos, aunque en casa no pase aburrido.

“Si riegas el jugo debemos limpiar”, y a muchos niños les encanta hacerlo. De igual modo, si la consecuencia no es aburrida, igual aprenden a convivir, a seguir normas y límites sin necesidad de ser castigados o premiados, simplemente verificando que son capaces, se sienten a gusto con colaborar y ser parte de la familia.

Esta información “Cómo disciplinar a los niños” ha sido elaborada bajo las respectivas recomendaciones de Juanita Boada, Coach logoterapeutico, Consultora en Educación y conferencista en temas de Crianza y Educación.

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