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El movimiento en los niños, cómo estimularlo en las diferentes edades

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Como norma general, ningún niño o bebé sano permanece quieto o pasivo durante el tiempo que se encuentre despierto. Si bien durante sus primeros meses las horas de sueño ocupan un gran fragmento del día, incluso en esta etapa el movimiento tiene un papel clave para el desarrollo; por lo cual, incluso desde el nacimiento, el movimiento tiene una importancia especial para el desarrollo integral de los niños, a nivel neurológico, cognitivo, emocional, social y, por supuesto físico.

Siendo esto así, el movimiento no solo es desplazamiento, sino que involucra un sin número de capacidades físicas y cognitivas que permiten la exploración del entorno, comprensión del mundo y de manera esencial, el autoconocimiento.

El movimiento en las diferentes edades: Los primeros tres meses del bebé

Los primeros movimientos del bebé se asocian, principalmente, al desarrollo motor. Desde el nacimiento y hasta el primer año de vida los niños alcanzan los hitos más esenciales del desarrollo, es decir, habilidades básicas.

En los bebés de 0 a 3 meses estos movimientos están ligados al instinto, encontramos aquí los reflejos primitivos y arcaicos que se presentan como instinto de supervivencia, como el reflejo de búsqueda para buscar el seno de mamá y así saciar una necesidad básica como lo es la alimentación, el reflejo tónico laberíntico que ayuda al bebé a controlar su cuello y cabeza, entre otros.

A esta edad los bebés desarrollan la capacidad para sostener la cabeza, se llevan las manos a la boca y se estiran. Estos movimientos son en su mayoría instintivos y responden a un estímulo del ambiente o necesidad, su limitación podría interferir negativamente en su desarrollo y provocar un retraso en el mismo. Los bebés necesitan del movimiento desde el día 0.

Entre los 3 y 6 meses

Conforme va disminuyendo el tiempo de sueño, el bebé empieza a ser mucho más activo durante el día y alcanzará nuevos hitos del desarrollo psicomotor con la estimulación adecuada. A esta edad los bebés empezarán a rodar sobre sí mismos, intentar sentarse, arrastrarse y tomar objetos que llamen su atención. El movimiento empieza a cobrar mayor importancia, pues es una herramienta esencial para relacionarse y explorar el mundo.

Entre los 6 y 12 meses

Esta es una etapa donde se presencian los hitos más perceptibles a nivel físico. El gateo, los primeros pasos, el juego individual y el desplazamiento cobran especial importancia. En este rango de edad es fundamental el acompañamiento y la interactividad con mamá, papá y cuidadores, pues es a través del movimiento, que los niños aprenden a autorreconocerse, a controlar su cuerpo estimulando actividades como la estabilidad, el equilibrio la consciencia del espacio.

Del primer año en adelante

A partir del primer año, en cuanto al movimiento, los niños empiezan a ser más independientes, sin embargo, el acompañamiento sigue siento clave. El juego se convierte en una herramienta irreemplazable y de suprema importancia para garantizar un desarrollo sano que propicie el aprendizaje de nuevas habilidades

Algunas de las estrategias que podemos aplicar para favorecer su desarrollo a través del movimiento son:

juego

• Permitir y propiciar un entorno libre y seguro

Adaptar el ambiente a las necesidades del niño le brindará seguridad y confianza en sí mismo, alentará su instinto de exploración y propiciará un entorno agradable que promueva el desarrollo de habilidades y su aprendizaje a través de distintos estímulos.

• La interactividad:

Además del espacio y los objetos que allí se encuentran, las relaciones que se construyen a nivel familiar son el estímulo principal que el niño necesita para el desarrollo de sus habilidades físicas, motoras, cognitivas y emocionales. Sobre todo, en los primeros años, la interactividad con los adultos representa el principal factor influyente de su desarrollo, más adelante se involucra la interactividad con otros niños a través de la convivencia escolar y el juego. 

• Apoyo de herramientas de aprendizaje lúdicas

La música, la imitación, los juegos en el piso con juguetes y elementos simples y funcionales como pelotas u objetos grandes de colores llamativos son herramientas de apoyo que propiciarán mayor motivación al movimiento, el juego y la interactividad.

Esta información “Los hábitos y rutinas en los niños” ha sido elaborada bajo las respectivas recomendaciones de Marcela Alejo, terapeuta Ocupacional, egresada de la Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, certificada en Educación Prenatal

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Marcela Alejo
Terapeuta ocupacional

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