El reflujo gastroesofágico se presenta cuando el contenido del estómago se devuelve por el tracto del esófago, provocando la regurgitación. Esta molestia es muy frecuente en los bebés durante los primeros meses debido a que su esófago es muy corto, su estómago pequeño y su sistema digestivo aún inmaduro. Reflujo en los bebés: causas y cómo tratarlo
Es común que el reflujo se presente a partir de las 2 o 3 semanas de nacido el bebé y puede perdurar hasta el inicio de la alimentación complementaria, cuando el bebé ya se puede sentar por sí solo, el esófago se ha alargado y la válvula que conecta el esófago con el estómago trabaja óptimamente impidiendo que el contenido gástrico retorne.
Se considera una patología cuando el reflujo se sigue presentando después de los 18 meses de edad o cuando genera otras afectaciones como bajo peso debido a que el bebé no quiere comer o el reflujo afecta sus vías respiratorias.
Generalmente, en los bebés lactantes se pueden presentar eructos húmedos, regurgitación de la leche materna, especialmente después de ser alimentado y en muchas ocasiones el reflujo puede acompañarse con otra afectación frecuente como los cólicos del lactante, lo que puede causar irritabilidad, rechazo al alimento y llanto frecuente e incontrolable.
Comúnmente, esta es una molestia que suele ir desapareciendo conforme el bebé se desarrolla y su sistema digestivo madura. Es importante tener en cuenta que la alimentación durante los primeros 6 meses del bebé debe ser exclusivamente la leche materna o leche de fórmula y no se deben introducir alimentos antes de esta edad, también se debe tener cuidado con la sobrealimentación.
Si el bebé sigue sufriendo de reflujo después del inicio de la alimentación complementaria, se recomienda restringir el consumo de frutas cítricas, chocolate, comidas muy condimentadas, alimentos grasos o mentolados, ya que esto podría empeorar los síntomas.
Si bien existe una creencia que indica que el vómito o reflujo puede causar asfixia cuando el bebé duerme boca arriba, no hay evidencia que respalde esta información, de hecho, esta postura puede aumentar el riesgo de muerte súbita del lactante.
La posición más segura para que le bebé duerma es boca arriba hasta que él pueda por sí mismo darse la vuelta. Es preferible que sufra de reflujo a que corra un riesgo mayor.
La Academia Americana de Pediatría es precisa en desaconsejar el uso de accesorios elevar levemente la cabecera de la cuna o recostar al bebé en una posición semi inclinada. No se ha demostrado que adoptar estar posiciones disminuyan el reflujo y por el contrario pueden causar accidentes.
Según especialistas, el mejor tratamiento contra el reflujo es el desarrollo del bebé, ya que, en la gran mayoría de casos, esta molestia irá desapareciendo conforme vaya creciendo.
Esta información ha sido elaborada bajo las respectivas recomendaciones de la Doctora Paula Solano, Pediatra especialista en lactancia materna y cuidados del recién nacido.
DRA. PAULA SOLANO
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