La acidez o reflujo gastroesofágico suele ser uno de los síntomas más comunes durante el embarazo. Se presenta incluso desde el primer trimestre de gestación haciéndose más recurrente y molesto hacia la última etapa.
Los cambios hormonales son los principales desencadenantes. El aumento de progesterona, la hormona encarga de relajar la musculatura lisa del organismo, altera muchas de las funciones digestivas normales, haciendo que los alimentos transiten lentamente y causando así, estreñimiento.
Entre el esófago y el estómago se encuentra una válvula llamada cardias, esta válvula se expande para permitir el paso de alimentos cuando son ingeridos y se vuelve a contraer para impedir que los alimentos se devuelvan por este canal. Las hormonas liberadas en el embarazo hacen que el sistema digestivo funcione más lento y la válvula conectadora entre el esófago y el estómago se relaja a tal punto que no se cierra lo suficiente, permitiendo así que los jugos gástricos se devuelvan.
Hacia las últimas semanas de gestación el útero se ha expandido a tal magnitud que presiona el estómago hacia arriba y modifica su posición, haciendo que al anillo muscular o cardias se le dificulte cerrarse de manera correcta, por eso, hacia esta última etapa el reflujo puede llegar a ser más molesto.
Si bien los líquidos del estómago tienen ácidos que pueden irritar e incluso dañar el revestimiento del esófago cuando estos ascienden por el mismo, en el embarazo rara vez se presentan complicaciones mayores y estas molestias suelen desaparecer después del parto.
Comer varias porciones pequeñas de alimentos distribuidas a lo largo del día.
En lugar de 3 comidas grandes, realizar 5 o 6 comidas pequeñas. Esto ayudará al organismo a hacer el proceso de digestión más controlado y evitará que el estómago se llene propiciando así que los alimentos y jugos gástricos se devuelvan.
Una de las medidas más efectivas para contrarrestar la acidez es disminuir o en lo posible eliminar el consumo de alimentos que pueden incrementar este molesto síntoma, entre ellos encontramos:
También es aconsejable evitar líquidos como acompañamiento a las comidas y evitar masticar chicle. Cabe aclarar que el alcohol y el tabaco, además de estar restringidos en el embarazo, son factores agravantes e incrementan el reflujo.
Cambiar los hábitos de alimentación y mantener un estilo de vida activo es la mejor forma para aliviar este síntoma.
No dejar de consumir líquidos, esencialmente agua. Hay un mito generalizado que indica que su consumo puede intensificar el reflujo, sin embargo, tomar líquidos es fundamental para llevar una buena digestión.
Si los síntomas se agudizan y no alivian con el cambio de hábitos, conviene consultar al especialista para que indique qué tipo de medicamento es apto para consumir en el embarazo.
Esta información ha sido elaborada bajo las respectivas recomendaciones del Doctor Jaime Olivos, Ginecólogo y Obstetra.