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Los primeros tres años es cuando tu bebé se muestra más vulnerable, no solo frente a cualquier patología que invada su sistema aún en desarrollo, también frente a incidentes fortuitos que alteren su bienestar y la tranquilidad de su rutina diaria.
Es por ello que en esta etapa es cuando más debes estar al tanto con cuidados rigurosos para evitar cualquier acontecimiento anormal. Sin embargo, siempre es bueno saber que hacer en incidentes y cómo actuar en caso de una urgencia.
Ante cualquier obstrucción en las vías respiratorias de tu bebé, lo primordial es garantizar el flujo de aire vuelva de manera normal. Lo primero que debes es buscar una posición segura, en la cual poner a tu bebé sobre tu antebrazo, boca abajo y provocar golpecitos suaves sobre su espalda. Si este primer paso no funciona, en la misma posición gira a tu bebé boca arriba y comprime a la altura del tórax con compresiones suaves.
Evita recostar la cabeza de tu bebé hacia atrás ya que esto provocará que la sangre sea ingerida. En lugar de ello, siéntalo e inclina levemente su cabeza hacia delante, presiona con dos dedos el tabique hasta que el flujo de sangre disminuya hasta desaparecer.
Es importante que no intentes inducir el vómito, ni minimizar los efectos con remedios caseros; tampoco suministres agua ni ningún tipo de líquido. En estos casos, lo más importante es acudir a urgencias y llevar a tu bebé lo antes posible a un centro asistencial.
En caso de ser un golpe leve y siempre y cuando no se produzcan lesiones graves, prueba realizando compresas frías y suministrando un analgésico suave para aliviar el dolor en la parte afectada. Es de vital importancia que vigiles que el comportamiento de tu bebé y que sus hábitos se desarrollen de manera normal durante las siguientes horas y días a la lección. En caso contrario acude inmediatamente al especialista.
Esta información ha sido elaborada bajo las respectivas recomendaciones de la Doctora Paula Solano, Pediatra especialista en lactancia materna y cuidados del recién nacido.
