Desde algunos años se ha venido estudiando la correlación entre las funciones intestinales y otros órganos como el cerebro, es así como se ha encontrado que existe más repercusión de la que se creía entre el microbiota intestinal y las funciones cerebrales, tanto así que se llama al sistema digestivo «el segundo cerebro».
Recientemente investigadores de la Universidad de Alberta de Canadá han estudiado las bacterias intestinales de 400 bebés varones, llegando a interesantes hallazgos que indican que las características del microbiota intestinal inciden de forma directa en el desarrollo cerebral de los bebés.
Los bacteroidetes son un tipo de bacteria que generan metabolitos, una molécula producida durante el metabolismo y que es fundamental para la formación y estructura de las neuronas. Los bebés a quienes se les encontró un mayor número de estas bacterias intestinales tuvieron habilidades cognitivas y de lenguaje más desarrolladas al cabo de un año. Lo que llevó a los investigadores a determinar que las bacterias intestinales tienen una importante repercusión en el desarrollo cerebral.
Según una nota de prensa publicada por la Universidad que comanda el estudio, a diferencia de los varones, las niñas tienen una predisposición a desarrollar de manera más temprana ciertas habilidades cognitivas, presentando en el mismo momento la probabilidad de contar con una nutrida microbiota intestinal. Por eso la diferencia se hace más significativa en el caso de los niños, que no cuentan con estas características y, por ende, es significativa la optimización en la formación de conexiones neuronales a partir de las bacterias del intestino.
Este periodo abarca la etapa del embarazo y los dos primeros años de edad del niño, esta etapa es crucial para el desarrollo del cerebro, pues es cuando este órgano es especialmente maleable y puede modificarse con facilidad. Es por eso que factores como el parto, la lactancia materna, la alimentación complementaria y las condiciones del entorno (como el contacto con la naturaleza), tienen un efecto directo en el porcentaje de bacterias en la flora intestinal del niño, es decir, tienen un impacto contundente en los factores que favorecen la plasticidad cerebral.
Investigadores del estudio recalcan la importancia de la relación entre el intestino y el cerebro, pues a través del estudio de la microbiota se podrían predecir trastornos neurológicos a futuro, como el autismo y el trastorno por déficit de atención, TDAH.
Referencias
Sukhpreet K. Tamana, Hein M. Tun, Theodore Konya, Radha S. Chari, Catherine J. Field, David S. Guttman, Allan B. Becker, Theo J. Moraes, Stuart E. Turvey, Padmaja Subbarao, Malcolm R. Sears, Jacqueline Pei, James A. Scott, Piush J. Mandhane & Anita L. Kozyrskyj (2021) Bacteroides-dominant gut microbiome of late infancy is associated with enhanced neurodevelopment, Gut Microbes, 13:1, DOI: 10.1080/19490976.2021.1930875.
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