El trastorno del espectro autista (TEA) es una condición relacionada al desarrollo neurológico que afecta la manera en la que la persona socializa, se comunica, se relaciona con su entorno, entre otras habilidades. Se calcula que se presenta en 60 de cada 10.000 niños.
El término TEA fue empleado por primera vez en 1988 por Lorna Wing, quien indicaba que las personas situadas en el espectro son aquellas que presentan las siguientes características de comportamiento:
Si bien se atribuye esta afectación cerebral a factores genéticos, se ha evidenciado que no es el único factor incidente para que se presente el trastorno del espectro autista.
Los síntomas, la cantidad y severidad de los mismos, pueden variar mucho entre las personas afectadas con el TEA. Igualmente es un trastorno difícil de diagnosticar y comúnmente se hace hasta los tres años de edad, sin embargo, si el niño presenta estas señales, vale la pena estar al tanto, pues un diagnóstico temprano facilitará en gran medida la ejecución y resultados de un tratamiento para mejorar la condición de TEA.
Problemas sociales
Estos son unos de los síntomas más comunes de todos los tipos de TEA. El concepto «problemas sociales» no se refiere a un comportamiento tímido, sino a dificultades sociales que pueden generar problemas graves en la vida diaria.
Algunos comportamientos comunes de niños con TEA
En cuanto a habilidades comunicativas:
Los niños con TEA se desarrollan a ritmos distintos. Es posible que se presente un retraso en habilidades del lenguaje, sociales y del aprendizaje, mientras que sus destrezas para caminar y trasladarse son iguales a las de otros niños de su edad. Es posible que sean muy buenos para armar rompecabezas pero que presenten dificultades con actividades sociales como hablar y relacionarse con otros niños.
Ante una preocupación o detección de síntomas, es importante consultar. Si se perciben diferencias significativas en cuanto a la forma como el niño juega, aprende, habla, actúa, se mueve o se comunica con otras personas, conviene consultar al especialista quien evaluará los indicadores de desarrollo y establecerá si efectivamente existe una condición anormal.
Un diagnóstico temprano puede hacer una diferencia significativa en relación al bienestar y desarrollo del niño o niña a lo largo de toda su vida.